miércoles, 31 de julio de 2013

Hoy, Persefone.

No sé cuando me hundí en el mar Caspio,
o cuando Irán se convirtió en frontera.
Y estando tan cerca el mar Negro me engulló,
acogida de nuevo por la blanca Rusia.

Un día me espantó la primavera
entre tantos sakuras en flor.
Y planeé con ellas por el Este.
Donde habita la mancha de mis pecados,
y el olor de tu saliva.

Hubo un momento en el que me enredé
en la amazonia de tu pelo
y me perdí jugando con los pumas,
ya sabes, observando a los ciervos.

Como cualquier profecía maya
estamos perdidos.
Y cual Willy Fog espero
que descubras lugares nunca vistos
por tus negras orbes.

Podría prometer muchas cosas,
como que esperaré hilando.
Pero hay un problema,
hace demasiado que empecé el tapiz.
Hace mucho que perdí el hilo.

Así que si me vuelves a encontrar
en alguna aventura,
te ruego, como reina del Inframundo,
que no me dejes escapar.
porque hay veces que la muerte nos persigue,

cómo si de una crónica anunciada se tratase.