martes, 19 de noviembre de 2013

El parque nos esperaba como siempre,
con sus hojas vibrando por nosotros.
El árbol esperaba nuestra llegada
para saber si seguíamos besándonos.
El banco esperaba a ver si escribíamos algo más.

Y yo espero que sigas pensando en mi.

Cuando te encuentras con una botella a solas,
y un paquete de tabaco,
te das cuenta del problema.

Del problema de estar lejos.
Del problema de estar sola.

De no poder hablar,
y contar solo la verdad a medias.
Cuéntame, ¿cómo te han ido estos años?
Cuéntame si me anhelaste.

Y nos vemos ante una amiga de vino blanco,
observándonos,
calibrándonos.
Decidiendo si somos buenos el uno para el otro.

Repaso mi vida,
con pequeñas trazas de amargura y me pregunto
¿de qué me arrepiento?
Y me pregunto
¿sigo esperando?

No sé cómo será tu vida,
si eres feliz o, quizá,
te sientes delante de una botella
como hago cada noche,
esperando ver tu cara entre mis lágrimas.

Y todos se reirán de nosotros,
pero nosotros lo haremos a solas

porque ninguno se ha sentido así.

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