domingo, 13 de junio de 2010

Historia de un sueño

Hoy tuve un sueño.

Soñé que volvías de esas tierras catalanas y me abrazabas.

Que tus brazos me envolvían como solían hacerlo,

que no había nadie más.

Esperé, sentada.

Porque mi decadencia iguala tu ego,

esperé.

Porque soy incapaz de hacerte frente,

espero.

Y busco tus palabras a tientas en la penumbra,

esas aterciopeladas,

que me rasguñaban el alma.

Si me vuelvo estúpida y me sonrojo,

no es por vergüenza o porque la niñez siga arraigada en mi,

si no porque son tantos años ya

que olvidé como dirigirme a ti.

Y te busco entre mi pelo,

ya que solías enredarte en él,

entre mis dedos,

donde solía descansar tu mano.

Te busco en mi sonrisa y en mi llanto.

Pero te fuiste como un suspiro primaveral,

y ahora ya es demasiado tarde

para enmendar los errores.

Por eso sé que el tiempo es traicionero,

que cuando jugaba con el fuego,

tú, frío cual Pacífico,

tomabas un rumbo diferente al mío.

Ahora sé que no estamos hechos el uno para el otro,

que tus sonrisas nuca fueron sólo mías,

y que consolabas a cualquiera como a mi.

Sigo buscando tu perfume

en el cuerpo de otros hombres.

Sigo esperando que alguien me escuche como tú,

que me consuele

o que me abrace.

Lo único que siento,

es no habértelo dicho antes.

No haberme dado cuenta antes.

Aún te espero,

y es que hoy soñé que regresabas.

No hay comentarios: